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México: Estrategias de relocalización en tiempos de tarifas e incertidumbre comercial

México - 

El aumento de aranceles está llevando a muchas empresas a acercar su producción a los mercados destino. En este contexto, México destaca como una opción clave por su ubicación, tratados comerciales y programas de fomento a la manufactura.

En el comercio internacional actual, los aranceles a la importación han conducido a las empresas a replantear sus estrategias productivas para reducir costos. Entre estas estrategias destaca el nearshoring, que consiste en trasladar la manufactura a países cercanos al mercado de destino. México se ha convertido en un destino clave gracias a su ubicación, tratados de libre comercio y programas como IMMEX. Esta tendencia busca eficiencia operativa y ventajas arancelarias. A continuación analizamos los beneficios y retos de estas estrategias, especialmente en el contexto mexicano.

¿Qué es y cómo afecta al comercio internacional en tiempos de aranceles?

Actualmente, uno de los principales temas en materia comercial internacional es la imposición de “aranceles” o “tarifas arancelarias” por parte de diversos países para la importación de productos extranjeros a sus territorios. Esto implica el pago de una contribución (impuesto, derecho, arancel, etc.) por la introducción de mercancías de un determinado país a otro.

Como consecuencia, el costo de importar productos, ya sean terminados, sus partes, componentes o refacciones, puede suponer un costo elevado que comprometa la factibilidad en la venta o utilización de dichos productos en el país de destino.

Esta situación está llevando a que diversas empresas consideren la reestructuración de sus actividades productivas, a efecto de minimizar en lo posible los costos y efectos financieros que tendría la importación de sus productos a diversas jurisdicciones a los cuales están destinados.

En este contexto, una de las estrategias que se han planteado es precisamente modificar el lugar de procesamiento o manufactura de ciertos bienes, a efectos de poder tener una menor carga tarifaria en las jurisdicciones a las que se envían.

La estrategia que adopte la empresa ya sea nearshoring, offshoring, reshoring, inshoring o backshoring, dependerá del lugar donde se realicen las actividades de procesamiento o manufactura de los bienes, así como en gran medida el país o territorio de su destino.

Por una parte, el nearshoring implica trasladar las actividades de producción a ubicaciones más cercanas al mercado de consumo final. Un ejemplo común es el de empresas asiáticas que reubican sus plantas manufactureras en países latinoamericanos, con el objetivo de distribuir sus productos en los Estados Unidos de América.

Si bien el nearshoring es el concepto más conocido, este puede considerarse como una estrategia intermedia entre otras alternativas, como el reshoring y el offshoring, que buscan disminuir los costos en la importación de bienes a ciertas jurisdicciones.

Así, el reshoring implica el retornar la producción y fabricación de bienes al país de origen o al país de destino final para su consumo. Esta estrategia también se conoce como onshoring, inshoring o backshoring.

La principal ventaja de este tipo de estructuras es evitar el pago de tarifas a la importación de bienes, pero también supone modificaciones en las cadenas logísticas, de suministro y diversos temas que afectan la producción en una determinada jurisdicción.

El reshoring es, en esencia, el opuesto al offshoring, el cual propone la salida de los procesos productivos y de fabricación de bienes del país de consumo hacia el extranjero, a efecto de reducir costos en dichos procesos.

Los procesos de offshoring fueron muy comunes durante los años 80, y subsecuentes, produciendo un enorme crecimiento en la existencia de plantas productivas en diversos países asiáticos y en algunos casos, en América Latina.

Dentro de las principales razones que dieron lugar al offshoring estaba la necesidad de disminuir los costos de producción y diversificar los puntos y lugares de manufactura de los bienes finales o intermedios objeto de fabricación y comercialización.

Otro factor relevante fue la existencia o la escasez de personal calificado y talento en los países de destino final de los bienes y los costos excesivos en los mercados locales.

Asimismo, influyó de manera importante la existencia de personal altamente calificado en países de bajo costo de mano de obra, capaces de asumir estas tareas con mayor eficiencia y menor costo.

Esto también tiene un importante elemento derivado de la implementación de planes y programas de capacitación por algunos gobiernos de países con menor grado de desarrollo, y menores costos para llevar a cabo los procesos productivos.

Otros factores importantes para este tipo de fenómenos es la existencia de regulaciones locales restrictivas que impiden a las empresas alcanzar sus objetivos a largo plazo y en el menor tiempo posible, situación que, en múltiples ocasiones, representa costos excesivos y reducción de competitividad, como lo son las regulaciones técnicas en los procesos productivos o los permisos de importación y exportación de partes, componentes, materias primas, etc.

Asimismo, la globalización e interconexión del comercio mundial obliga a las empresas a no tener solo un establecimiento o lugar de producción, sino a diversificarlos a efecto de tener un mejor control de costos y logística.

Estos procesos tuvieron un efecto muy relevante en México, ya que se abrió la puerta a la existencia en el marco aduanero mexicano de programas emitidos por las autoridades, cuyo principal objetivo era atraer plantas productivas a México aprovechando la cercanía del mercado norteamericano, permitiendo optimizar los costos operativos y fiscales relacionados con la importación de insumos y la exportación de productos manufacturados.

Entre ellos destaca el actual Programa IMMEX (Industria Manufacturera, Maquiladora y de Servicios de Exportación) anteriormente conocido como el programa de industria Maquiladora, el Programa PITEX, que permite importar temporalmente bienes sin el pago de impuestos al comercio exterior, siempre que se destinen a la exportación, y el Programa de Promoción Sectorial (PROSEC), que otorga preferencias arancelarias aun si el producto se queda en México, siempre que se utilice en sectores estratégicos.

La existencia y desarrollo de este tipo de programas en México, ha dado lugar a un importante incremento en el fenómeno del nearshoring que, en esencia, implica un proceso intermedio y que, si bien no lleva la totalidad de la producción al país de origen, sí la traslada parcialmente a jurisdicciones más cercanas o estables como puede ser el caso de México.

En este mismo sentido, actualmente existe una tendencia de empresas, no solo de los Estados Unidos de América, sino también de otras jurisdicciones, que están trasladando sus procesos de producción desde países asiáticos hacia México por diversos motivos.

Entre estos destaca cierto grado de estabilidad política y financiera y, en particular, la existencia de una amplísima red de tratados de libre comercio, que le permiten a nuestro país exportar diversos productos sujetos a tarifas preferenciales en su importación a los países de destino.

Es importante entender cuáles son algunos de los principales motivos para que se dé este efecto de nearshoring en México, aún en momentos en los que parecería que los grandes países y mercados consumidores hacen todo lo posible por generar un efecto de reshoring en los procesos de producción de productos destinados a su consumo.

Aunque México ha tenido un desarrollo importante en los últimos años, sigue representando una jurisdicción en la que los costos laborales son altamente competitivos, además de existir una importante mano de obra bien calificada. Por ello la experiencia mexicana en los procesos de producción contribuyen a mitigar efectos negativos relacionados con potenciales problemas de control de calidad, limitaciones de infraestructura o interrupciones en los procesos de cadena de suministro, bajo riesgo político y económico, entre otros.

Otro punto sumamente relevante es la situación geopolítica actual y la existencia de diversos tratados y acuerdos de libre comercio celebrados por México con más de cincuenta países. Estos instrumentos permiten establecer procesos de producción de bienes en una jurisdicción con amplia experiencia en dichos temas, facilitando posteriormente la exportación a otros países con acceso a aranceles preferenciales.

Es cierto que la actual administración de los Estados Unidos de América ha generado cierto nivel de desconcierto y falta de certeza respecto a las tarifas y costos aplicables a los productos fabricados en México que se exportan hacia dicho país. Sin embargo, Mexico también tiene tratados de libre comercio celebrados con otros países como Canadá, y países de Centro y Sudamérica, la Unión Europea, la Asociación Europea o el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (mejor conocido como CPTPP), entre otros, lo que permite obtener preferencias arancelarias y de diversa índole a la inversión en procesos productivos en México para la exportación de productos a dichas jurisdicciones.

Esta red de tratados comerciales internacionales hace que México siga siendo una buena opción para el nearshoring de empresas que llevan a cabo operaciones de manufactura para comercialización o uso en alguna de las diversas jurisdicciones con las que tenemos tratados de libre comercio, en Canadá, Centroamérica, Colombia, Chile, Perú, así como la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), la Unión Europea, el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea, Japón, Australia, Brunei, Nueva Zelanda, Singapur, Vietnam, Reino Unido, etc.

Es importante considerar que cada uno de estos tratados puede tener ciertas particularidades que se deben analizar, previo a su utilización, para determinar si es viable o comercialmente conveniente utilizar a México como una plataforma para operaciones de este tipo. Asimismo, es importante determinar cuáles serán las reglas de origen y requisitos aplicables para poder llevar a cabo este tipo de operaciones de manera eficiente y con sentido comercial.

En conclusión, México sigue siendo una buena opción para las empresas que desean llevar a cabo procesos productivos para la elaboración de bienes destinados a su consumo en otros mercados, existiendo no solo los incentivos y programas internos para hacerlo atractivo, sino también un importante efecto en los costos tarifarios en los países de destino.