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5G, la nueva revolución tecnológica

El despliegue comercial de la tecnología 5G representa una revolución que no solo afectará a las telecomunicaciones móviles, sino que impactará positivamente en otras tecnologías como internet de las cosas, inteligencia artificial, realidad virtual o robótica, a la vez que permitirá el despegue y la consolidación de nuevos servicios. Esta tecnología plantea importantes retos desde el punto de vista regulatorio relacionados con la seguridad, la privacidad, la responsabilidad por fallos de las comunicaciones o el licenciamiento de patentes.

La primera generación de telecomunicaciones data de principios de la década de los 80. Se trataba de teléfonos analógicos que solo permitían llamadas de voz. El 2G, también conocido como GSM (Sistema Global de Comunicaciones Móviles), apareció alrededor de 1990 y fue el primer protocolo que logró estandarizar las conexiones móviles, poniendo fin a años de problemas de compatibilidad entre dispositivos y operadoras. Fue un estándar que se desarrolló principalmente en Europa, lo que permitió que nuestro continente se convirtiera en el líder mundial en el sector de las telecomunicaciones durante esa década y parte de la siguiente. Los dispositivos 3G se transformaron en inteligentes (smartphones) al incorporar funcionalidades multimedia y permitir el acceso a internet y a redes sociales, a través de navegadores y aplicaciones. Por último, el 4G posibilitó un acceso de banda ancha a internet y a contenidos audiovisuales.

El 5G incorpora características novedosas como la baja latencia, la reducción del consumo energético, la mayor capacidad de conexión de dispositivos y una gran velocidad de transmisión, lo que permitirá el desarrollo acelerado de industrias y servicios avanzados. Es relevante señalar que, por primera vez, los prestadores no utilizarán únicamente hardware específico para servicios de telecomunicaciones, sino que se incorporarán a la red equipos de propósito general.

Según la Comisión Europea, en 2025 la introducción de la tecnología 5G en los sectores de automoción, salud, transporte, y utilitites generará 62.500 millones de euros de impacto directo anual. Esta cifra se elevaría a 113.000 millones de euros si se suman los efectos indirectos.

Como decíamos, uno de los avances más significativos vendrá de la mano de la velocidad de transmisión de datos. Cuando esté plenamente operativo, el 5G permitirá navegar hasta a 10 GBps (gigabytes por segundo), lo que posibilitará, por ejemplo, descargar una película completa en segundos.

Además, de acuerdo con la Secretaria de Estado de Telecomunicaciones e Infraestructuras Digitales, la latencia o tiempo de respuesta de la red, también experimentará una mejora relevante, en torno a 1 milisegundo (ms) frente a 20-30 ms propios de las redes 4G. Esta característica permitirá el despegue definitivo de aplicaciones que requieran de interacciones en tiempo real entre los dispositivos y la red, como el vehículo conectado o autónomo, los servicios de telemedicina, la realidad virtual o aumentada o los sistemas de seguridad.

De acuerdo con un reciente informe de la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD), el 5G tiene tres características que lo convierten en una tecnología disruptiva: virtualización, edge computing, y localización.

La virtualización se consigue utilizando distintas técnicas, entre ellas el Network Slicing (que podríamos traducir como partición de la red), que permite aislar redes lógicas, con capacidades y prestaciones específicas, sobre una misma infraestructura física de telecomunicaciones. Tomando el ejemplo que utiliza el regulador en su documento, un teléfono móvil se conectará a través de la red de acceso a la slice correspondiente a telefonía de propósito general, mientras que una señal de tráfico inteligente podría ser conectada a una slice diferente, destinada específicamente a la gestión de tráfico en una ciudad. Ambos dispositivos compartirían red de acceso, pero acaban recibiendo servicio desde diferentes módulos.

En la siguiente ilustración, extraída del informe de la asociación de operadores GSMA “An introduction to network slicing”, se puede ver cómo la red se optimizará dependiendo del servicio que se vaya a prestar.

Edge computing permite que los datos procedentes de dispositivos IoT (internet de las cosas) se procesen más cerca de donde se generaron, en lugar de enviarlos a centros de datos y servidores que podrían estar a miles de kilómetros. Básicamente consiste en acercar la nube hasta el borde (edge en inglés) de la red, es decir hasta el dispositivo de procesamiento más cercano al usuario, que podría ser su teléfono móvil o el router de su casa. Ello permite a las compañías analizar los datos prácticamente en tiempo real, algo que puede suponer una gran ventaja en industrias como la salud, las telecomunicaciones o el sector financiero. De acuerdo con Gartner, en 2018 alrededor del 10% de los datos generados por las empresas se creaban y procesaban fuera de un centro de datos tradicional o en la nube. Para 2025, la consultora prevé que esta cifra alcance el 75%.

Por último, la localización de los dispositivos que utilicen 5G será mucho más precisa, puesto que esta infraestructura de nueva generación necesita una red mucho más compacta, con muchos puntos de acceso y una menor distancia entre ellos. Como señala la AEPD, esta mayor densidad proporcionará al operador y a otros agentes vinculados a la explotación de los datos de la red, la capacidad de localizar el terminal de usuario con una precisión inferior a un metro.

En sucesivos artículos abordaremos la situación regulatoria en España, Europa y otros países relevantes, así como los principales desafíos jurídicos que plantea el 5G, entre los que podemos mencionar, la seguridad, la privacidad, el despliegue de la infraestructura, la responsabilidad por fallos en las comunicaciones y el licenciamiento de patentes esenciales.