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La RSC como herramienta de productividad laboral

 | SUR
Pablo Salguero Molina (asociado senior del dpto. Laboral Málaga)

La Responsabilidad Social Empresarial, o Responsabilidad Social Corporativa, es un concepto de moda, que ha acabado calando el tejido empresarial, e incluso el normativo. Pocos son hoy los empresarios que desconocen los beneficios para su negocio aporta practicar la RSE: mejora de imagen corporativa, incremento de ventas, mayor cercanía con el consumidor, creación de una cultura empresarial propia...

A todas estas ventajas se ha sumado una muy reciente, tras la publicación por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social del documento Estrategia Española de RSE. En este informe se sientan las bases de lo que será la futura regulación normativa en la materia, y se apuesta por un modelo de RSE vinculado a la idea de productividad. En concreto, se justifica cómo pueden mejorarse de la mano de la RSC los indicadores empresariales más relacionados con la productividad y competitividad de las empresas.

Las conclusiones de este trabajo también apuntan a que la RSE y su mensaje están claramente en línea con la idea de calidad en el servicio y excelencia. En la sociedad globalizada actual, la supervivencia de las empresas pasa por aplicar cualquier input que ayude a mejorar la calidad en el servicio y a incrementar, de esta manera, la competitividad. Y se ha comprobado que implementar mecanismos de RSE en la gestión ayudan a lograr estos objetivos.

No se tratar de caer en la comodidad de realizar aparentes informes de RSC, sino de revisar el proceso productivo para detectar en qué puntos puede mejorarse el servicio al cliente, o incrementar la excelencia del trabajo realizado. Uno de los aspectos de la cadena de producción que mayores ajustes de eficacia admiten es, por sorprendente que parezca, el contrato de trabajo.

Abandonar los estándares de contratación laboral, rígidos e inflexibles, valorando la implementación de nuevas cláusulas adaptadas al negocio; mejorar el nivel de idiomas de la plantilla; incentivar la consecución de objetivos alineados con la cultura de la empresa; diseñar un adecuado código de conducta; redefinir las fórmulas de relacionarse entre la plantilla y el cliente; implantar bolsas de horas; o regular con objetividad las condiciones de acceso a la reducción de jornada por cuidado de hijos, son herramientas de RSC que ya están hoy al alcance del empresariado español.

La mejora en competitividad es posible por medio de la RSC y, con los mecanismos adecuados, permitirá no solo operar de una manera socialmente responsable, sino incrementar márgenes y ganar en eficiencia.