ESG: el equilibrio entre rentabilidad y sostenibilidad en el día a día de las compañías
La integración de los criterios ESG ha dejado de ser un accesorio para convertirse en un elemento estructural en las estrategias empresariales. ¿Cómo se conjugan la rentabilidad y la sostenibilidad? ¿Cómo se evita caer en el greenwashing? ¿Y qué papel juegan los inversores, los consejos de administración o la normativa en esta transformación?
Estas y otras preguntas centraron el último Diálogo de Garrigues Sostenible con el título El equilibrio entre sostenibilidad y rentabilidad. El papel de cada ‘stakeholder’ en la economía verde que reunió a referentes del sector jurídico, financiero y energético: Rosa Zarza y Naiara Bueno, de Garrigues (senior partner de Garrigues y socia de Mercantil y Fusiones y Adquisiciones, respectivamente); José Elías, presidente de Audax Renovables; Alicia Muñoz, directora de Gobierno, Regulación y Asesoría Jurídica de Santander España; y David Arroyo, socio fundador de Suma Capital. El debate se dividió en tres bloques —estrategia y gobernanza, legislación e innovación— que sirvieron como columna vertebral de una conversación que dejó claro que sostenibilidad y negocio ya no son fuerzas opuestas.
Gobernanza: cuando la ESG entra en la sala del consejo
Para Alicia Muños, “la evolución ha sido radical”. El reto, subrayó, pasa por dotar a los consejos de administración de herramientas eficaces de supervisión, asegurar la trazabilidad de los datos reportados y garantizar el cumplimiento normativo en un entorno regulatorio en expansión. Para que la ESG cale en la cultura empresarial, “tiene que estar integrada en el negocio, formar parte de la toma de decisiones y de la misión de la compañía, pero con la flexibilidad suficiente para adaptarse cuando sea necesario”.
David Arroyo, desde la óptica de Suma Capital, puso el foco en cómo la sostenibilidad ha pasado a dirigir la estrategia competitiva de la firma: “Ha sido una evolución progresiva, pero decidida. Hoy es una palanca central en nuestra propuesta de valor”.
José Elías, por su parte, ofreció la doble mirada de la pyme y la cotizada: “La ESG empieza como una obligación normativa más, pero termina demostrando su utilidad: emisión de bonos verdes, atracción de talento, identificación con la compañía. El reto es hacerlo aterrizar en el tejido empresarial más amplio”.
Legislación: entre la oportunidad y la sobrerregulación
El marco normativo ha sido un motor, pero también una alerta. Pese a reconocer su valor, José Elías, advirtió que “preocupa la sobrerregulación” porque “hay que evitar que se convierta en una carga que impida avanzar”. En este sentido, los tres ponentes coincidieron en que los principios ESG deben abordarse como una oportunidad estratégica.
Hablando sobre cómo encardina la ESG en el día a día del órgano regulador, Alicia Muñoz, aseguró que “la rentabilidad y la sostenibilidad no son un binomio imposible”, aseguró Alicia Muñoz. “La sostenibilidad es una palanca real de generación de valor, pero debe gestionarse con un enfoque razonable”, a lo que añadió “que la ESG tiene que estar en el negocio para que permee en el día a día de la compañía”. David Arroyo fue aún más tajante: “Ese debate está superado. La ESG ya no es algo que se defiende con retórica, sino con resultados ante los grupos de interés”.
Innovación e inversión: el empuje de los inversores
La presión de los inversores ha sido clave. Para el socio fundador de Suma Capital, “han confiado en la transformación verde y siguen guiando el camino”. A lo que José Elías añadió: “Sin ese empuje, el cambio no habría sido tan radical. Las ventajas asociadas, como el acceso a financiación o una mejor reputación, han facilitado que la ESG penetrara en todo el negocio”.
Porque al final, como recordó uno de los ponentes, no se trata solo de cumplir. Y en esa travesía, el equilibrio entre impacto y rentabilidad, entre exigencia y oportunidad, entre regulación e innovación, será el verdadero test de estrés para las empresas del futuro.
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