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Incubadoras y aceleradoras… ¿Qué necesita tu ‘startup’?

Pablo Vinageras ('counsel' de Mercantil en Garrigues Barcelona) y Daniel Caccamo (asociado 'senior' de Mercantil en Garrigues Barcelona)

De forma generalizada se utilizan los términos “aceleradoras” e “incubadoras” como sinónimos, aunque en realidad se trata de conceptos distintos y con objetos y procesos diferenciados. A los efectos de poder entender la forma en que una incubadora o aceleradora puede ayudar en el crecimiento, desarrollo o impulso de una startup, comenzaremos en primer término, por definir y diferenciar ambos conceptos, detallando sus aspectos más relevantes, para luego enumerar criterios que entendemos útiles para optar entre uno u otro mecanismo.

Las incubadoras brindan apoyo, asesoría y/o recursos a proyectos que aún no se han materializado o están en una fase inicial. Dicho de otra forma, es donde se “crean” los proyectos. La intervención de las incubadoras puede darse mediante la prestación de servicios de asesoría especializada, de capacitación e infraestructura funcional (tales como despachos, salas de reuniones, material de oficina, conexiones a internet, atención telefónica, servicio de correspondencia, entre otros servicios).

El aspecto fundamental de la incubadora es su aparición en la startup en una fase muy temprana del proyecto, cooperando en aspectos como la constitución de la sociedad, validación del producto o servicio. Asimismo, se le da a la startup un lugar físico (suelen ser totalmente abiertos, donde los diferentes emprendedores comparten un mismo espacio) generando un ecosistema para el comienzo de las operaciones de la startup.

A diferencia de lo que ocurre con las aceleradoras, como más adelante explicaremos, en principio las incubadoras no realizan una aportación al capital social de la startup, ni forman parte del proyecto como socio y/o inversor. Estos programas existen con el fin de mejorar las alternativas para el desarrollo del negocio de las startups.

Las aceleradoras por su parte, como su nombre indica, buscan básicamente acelerar el desarrollo del proyecto en cuestión, en su fase de arranque. Estas aceleradoras ofrecen distintos tipos de programas y metodologías de aceleración, para obtener el máximo potencial de la startup, así como potenciar su recorrido.

Podría deducirse que las aceleradoras actúan en fases un poco más avanzadas en comparación con las incubadoras, con empresas ya constituidas, que muestran un potencial de crecimiento y a las que ayudan a alcanzar un siguiente nivel de objetivos.

La diferencia sustancial es que habitualmente las aceleradoras invierten capital semilla a cambio de un porcentaje variable del valor de la empresa en proporción a su inversión.

En términos generales las aceleradoras buscan proyectos ya en marcha, con unas determinadas características (gran potencial de crecimiento, unas tasas de retorno de la inversión altas, alta escalabilidad) con el fin de agilizar el proyecto y fomentar su crecimiento, en un menor plazo. Así pues, la aceleradora busca darle rapidez al motor de crecimiento de la startup.

Habiendo diferenciado los conceptos de incubadoras y aceleradoras, para hacer una adecuada elección a la hora de inclinarse por una u otra, se debe analizar la situación y las circunstancias de cada startup. A continuación indicaremos los puntos que pueden servir de referencia a la hora de elegir entre ambas opciones:

  1. Fase en que se encuentra el proyecto. En caso de estar en una fase preliminar al comienzo de las operaciones con acceso limitado a recursos es recomendable una incubadora. En cambio, si la startup se encuentra en una etapa más avanzada o con el producto y/o servicio validado, pero aún en la fase de arranque, es aconsejable una aceleradora ya que le permitirá impulsar su desarrollo.
  2. Necesidades del proyecto. Si lo oportuno para el proyecto es tener un lugar apropiado para comenzar las operaciones con programas de capacitación y asesoramiento técnico-profesional, la incubadora es la mejor propuesta. Desde otro ángulo, si lo que conveniente es obtener el impulso del proyecto para lograr nuevos objetivos dentro de las operaciones ya iniciadas, con el apoyo de programas y metodologías de desarrollo y potenciación, la aceleradora es la opción adecuada.
  3. Necesidades de financiación. Teniendo en cuenta que las aceleradoras suelen otorgar un capital en la startup, esta es la opción más adecuada en caso que se necesite inversión de capital semilla.

En suma, tanto las aceleradoras como las incubadoras pueden ser opciones para el inicio, desarrollo o impulso del proyecto, dependiendo de las necesidades del momento en que se encuentre la startup. Tomar una buena decisión entre estas opciones, puede ser determinante para el éxito del proyecto. Por ello Peter Drucker, el considerado mayor filósofo de la administración, dijo: “Donde hay una empresa de éxito, alguien tomó alguna vez una decisión valiente”.