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“Los abogados tienen que perder el miedo a la inteligencia artificial, deben verla como una ayuda y no como una amenaza. Lo que va a traer es una transformación en la manera de trabajar”. Con estas palabras, César Mejías, CIO de Garrigues, expuso su visión sobre la implantación de herramientas de inteligencia artificial en los bufetes y las ventajas que de todo ello se pueden extraer, en el marco del congreso Robotiuris, organizado por la Fundación para la investigación sobre el Derecho y la Empresa (Fide), con Alejandro Sánchez del Campo, of counsel del área de Startups & Open Innovation de Garrigues, como director académico. La posibilidad de analizar grandes volúmenes de información de manera más eficiente o la automatización de las tareas más sencillas son algunas de las mejoras que ya se están implantando en las grandes firmas.

En una mesa redonda en la que participaron también los CIO de Cuatrecasas (Francesc Muñoz) y Uría Menéndez (Santiago Gómez Sancha), moderados por Alejandro Sánchez del Campo, se analizó la situación actual de la implantación de herramientas de inteligencia artificial y legaltech en los grandes despachos de abogados.

En el caso de Garrigues, César Mejías explicó que el despacho está trabajando, entre otras cosas, en la automatización de respuestas a demandas judiciales extrayendo datos de las mismas, y ha desarrollado su propia herramienta, Proces@, que permite la transcripción automática de los audios y vídeos que llegan de los juzgados.

Reducir trabajo rutinario

Los expertos concluyeron que los avances tecnológicos ayudarán a reducir el trabajo rutinario, pero, en su opinión, está lejos todavía la posibilidad de que puedan llegar a sustituir la labor de abogados o jueces. Coincidieron en que la clave para ser líderes seguirá siendo tener los mejores abogados, capaces de prestar un asesoramiento de alta calidad: sin ellos, la tecnología no será suficiente. “El objetivo para despachos como el nuestro debe ser lograr una combinación óptima entre calidad y eficiencia”, apuntó César Mejías, y añadió que “el cliente te va a pedir calidad, pero no te va a preguntar cómo lo has hecho”. Los representantes de los despachos señalaron, en todo caso, que el ritmo de adaptación de las firmas lo marcan los clientes.

Otra cuestión que se puso sobre la mesa fue el impacto que la inteligencia artificial y el legaltech puedan tener en los análisis de riesgos de los fondos de financiación de pleitos, ya que el big data, aplicado a la información de las bases de datos de los juzgados, permitirá extraer estadísticas y datos útiles a la hora de decidir invertir en un determinado pleito.

Sin embargo, los responsables de tecnología de los grandes despachos advierten de que extraer datos sobre éxitos en procedimientos judiciales no es una tarea sencilla, ya que entran en juego numerosas variables y exige una importante labor de interpretación.

Por otra parte, en materia de recursos humanos, la formación de las nuevas generaciones de abogados, que deberán contar, al menos, con unas nociones tecnológicas básicas, y el trabajo mano a mano de estos con equipos de ingenieros son también factores clave de cara a la adaptación de las firmas ante los nuevos retos que plantea el uso de innovadoras herramientas tecnológicas.

Los abogados tampoco se libran del uso del big data para evaluar su desempeño, como herramienta de información para posibles clientes. Durante el debate se abordó el caso de las plataformas que en Estados Unidos ya permiten elegir a un determinado profesional en función de sus estadísticas y en comparación con sus competidores: número de casos llevados, porcentaje de éxito, duración de los procedimientos o su precio medio por hora, entre otros posibles factores.